Menú de medianoche

A veces necesitamos instantes íntimos y placenteros. Episodios efímeros que se gozan en soledad, con la única compañía de nuestros mayores fetiches…

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Aperitivo: Baño espumoso con aceites de maderas orientales en ínfimas gotitas, acompañado de diminutas velas abrazando la bañera.
Entrantes: Tres cintas de cine italiano a elegir, una encima de la otra, al lado del televisor.
Primer plato: Lectura de cómics x en el sofá: Miss 130 y Mónica y Beatriz. Adornados de mis manos desplazando cada página, un camisón de seda negra, y mi cuerpo debajo completamente desnudo.
Segundo plato: Contemplar escena lésbica de buen cine porno mientras me acaricio; caricias que empiezan bajo las orejas y descienden, muy lentamente, por todo el cuello, hasta llegar a los hombros.

El cabronazo de Bowie, junto a un excelente Ribera, también me acompañan esta noche en el juego: mi juego.

Estoy excitada. No puedo hacer más que estar así. Llevo más de cuatro horas provocándolo. Soy una adicta al placer.
Mi corazón va cada vez más rápido. Me encanta contemplar a esas tres mujeres magreándose, no puedo apartar la vista de la pantalla mientras inspecciono mi cuerpo. Deseo estar ahí, entre ellas, y ser una más.
Cuando llego a los pechos comienzo a frotarlos, sintiendo la dureza de mis pezones en la palma de las manos. Abro las piernas; sólo las abro. La rubia tiene un rostro que me excita demasiado, trato de no prestarle tanta atención y me fijo ahora en la mulata, que se encuentra hundida en sus piernas, degustándole el precioso y jugoso coño. Menea el culo de un lado a otro, es un movimiento hipnótico que me lleva, inesperadamente, a descender las manos y esconderlas bajo mi trasero, palpándolo en todo su esplendor.

Estoy húmeda, muchísimo. Estas tres zorras me están poniendo como una moto.

Cierro los ojos esforzándome para no correrme antes de tiempo. Demasiados días hace que no te acuestas con una tía, Abril- pienso-, este calentón no es normal, parezco un adolescente hormonando.
Abro los ojos de nuevo. El vaivén del trasero ha menguado, ahora se encuentran las tres masturbándose, la una a la otra, al mismo tiempo que se besan ávidamente.
También quiero hacerlo, ansío masturbarme frenéticamente hasta estallar como un animal, pero me reprimo. Me reprimo porque en realidad disfruto con el sufrimiento pre orgásmico, me gusta más que el orgasmo en sí, es como todo aquello que se desea ferviente y apasionadamente, que cuando llega nunca supera al placer obtenido con la ansiada espera.

Me tumbo completamente en el sofá con las piernas ligeramente abiertas, sigo mirándolas. Inicio un repiqueteo en las caderas, más tarde en el vientre… subo hacia los pechos, pellizco mis pezones, me llevo una mano en la boca y escupo saliva, bajo de nuevo y los humedezco. Cierro los ojos e imagino que una de ellas me está lamiendo.
Pienso en las enormes tetas de Ana rebotando en mis lumbares mientras me masturbaba en el lavabo de aquel bar de ejecutivos. Pienso en el morbo que me daba la venezolana que decía no gustarle las mujeres y que terminó en mi cama un fin de semana entero. Pienso en la primera mujer que me acosté y en sus cartas, también me acuerdo del vicio de Giselle y su marido, de los besos de Raquel… y, por supuesto, del magnífico coño de Suzanne.

Termino con un orgasmo brutal que me deja exhausta, pero con ganas de más. Y tengo un capricho, un capricho que espero satisfacer en breve:

Quiero estar en una orgía estrictamente femenina y volverme loca de placer. Bueno, siempre y cuando “orgía” se considere más de cinco participantes, claro.

Y no, no se trata del postre. Una servidora jamás toma postre a la hora del postre.

Buen fin de semana.

 

Selen: icono italiano del erotismo

Ya hace mucho tiempo que me apetece hablaros de esta gran belleza que marcó la historia del cine porno italiano. Una de mis incondicionales.

Luce Caponegro, llamada Selen,  nació un 12 de diciembre del 1966 en Roma. Ya desde muy niña sentía un especial interés por todo lo relacionado con las artes escénicas, por lo que asistió a varios cursos de canto, danza clásica e interpretación. Hija de un poderoso y alto ejecutivo de una empresa petrolífera, Selen creció en un entorno de alta burguesía, situación en la que, según cuenta, nunca se sintió cómoda, así que antes de la mayoría de edad decidió irse de casa bien lejos de su familia.

Cuentan que recorrió media India y parte del Nepal, viviendo en situaciones más bien extremas y danzando por las calles hasta que conoció al que más tarde fue su marido y le introduciría en el mundo del porno.

Su primera aparición  fue a los veinte años, en Orgía Di Complanno, un film amateur dirigido por Cesare Geromine, esto fue en los años noventa, y poco después, en ese mismo año, rodó la conocida Signore Scandalose Di Provincia, película que escandalizaría a media família de la italiana y les obligaría a marchar de la ciudad por vergüenza.

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Mario Salieri: reapertura de web

Hay días en los que más vale quedarse en la cama. Y semanas. Y en alguna ocasión hasta meses enteros. Os juro que hoy es uno de estos días en los que me encerraría sin ver a nadie, con la única compañía de mis sábanas, la almohada y mis anhelos.

Pero a veces basta una pequeña gotita, por insignificante que sea, para hacernos ver las cosas de otro modo. Y me acaba de suceder. Sé que vais a pensar que soy una frívola de mierda, pero… para qué engañaros.

Estaba paseándome por el blog, repasando cada uno de los enlaces, y comprobando que todo esté en su correcto lugar, hasta que de repente, me he encontrado con la reapertura de la web de mi queridísimo Salieri. ¡Sí!  ¡Ha desaparecido el odioso «coming soon» de la página!  Sólo he echado un primer vistazo, y he pensado: no sigas, abril, cuéntalo, cuéntalo en sueños de seda, aunque no les importe un carajo la reapertura de esta web, pero cuéntalo. Y aquí estoy.

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Salón Erótico de Barcelona: la crónica

Tal y como prometí, os traigo crónica del evento. La verdad es que no me dejó muy buen sabor de boca, pero al menos estuve ahí.

Caminamos un poco antes de encontrar el lugar, es una zona que desconozco bastante, y no es que estuviera muy bien indicado, pero al ver desde lejos una mujer cubierta de látex, supimos que no estábamos muy lejos. En efecto, esa mujer era Ama Monika, paseándose cerca de las puertas del salón. Fue divertido porque, casualmente, aquella misma tarde debía haber un partido de fútbol muy cerca del Salón erótico, y por las puertas del evento circulaba todo tipo de público con sus camisetas y bufandas, tropezándose de repente con mujeres con un látigo en la mano, o conocidas actrices como Diana Dean, haciéndose sesiones de fotos con un mono completamente transparente, también en la calle. Lástima de no llevarme la buena cámara, porque era una imagen de lo más divertida.

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Salón erótico de Barcelona 2010

Hola, mis queridos y viciosos lectores. Hace apenas cuatro horas que se ha dado inicio al Salón erótico de Barcelona.  Sí, no lo llamo FICEB porque, lamentablemente, ya no es el Festival Internacional de Cine Erótico de antaño, ¡porca miseria!, este que era mi primer año de certamen y les da por suprimir el festival de cine… en fin, cosas de la crisis. De todos modos, dicen que en esta ocasión, se podrá ver un amplio desfile de celebrities tanto nacionales como internacionales… a ver si es verdad y me tropiezo con Salieri, nos hacemos unas fotos, y las cuelgo el lunes (qué optimista soy, ¿eh?).

Lo que me apetece realmente de este evento es la cantidad de expositores relacionados con el mundo del porno y erotismo. Hay reliquias que llevo años buscando, e imagino que si busco directamente en las productoras, lo tendré algo más fácil.

En el salón, que dura hasta el domingo por la noche, nos cuentan que también podremos encontrarnos con diez escenarios con calentitos shows en directo, castings, y distintas áreas a gusto del consumidor:  BDSM, Swingers, Zona Gay, Yoga al desnudo, Sexo tántrico… buff!

Yo es que -como bien sabéis- soy muy curiosa, aparte de una fiel consumidora de porno, y no puedo quedarme en casa sabiendo que en mi ciudad tienen montada tal juerga.

Ya os contaré. Prometo crónica  aunque sea negativa. Me llevaré la cámara e intentaré traeros pruebas del vicio (bueno, sólo del que sea apto para no herir sensibilidades).

Buen fin de semana!

 

Mario Salieri

Abro sección de este genio del porno. Mi director fetiche: Mario Salieri.

Lamentablemente no puedo daros una información muy detallada de sus andanzas antes de empezar en esta industria, porque no hay mucha, pero sí analizar un poco toda su trayectoria cinematográfica.

Sabemos que nació un 29 de noviembre en la ciudad de Nápoles, e imagino que antes del porno tuvo algún tipo de formación audiovisual, pero esto último sólo es una suposición mía. También parece que el italiano disfruta como un niño haciendo su trabajo tras las cámaras, pero únicamente tras las cámaras, porque pocas apariciones en público se le han visto a lo largo de los años.

Muchos de vosotros tenéis que estar algo saturados del típico porno que en la última década nos sirven en bandeja a modo de clon. Un cine que nos vale para no ver más de veinte minutos, y en plan desahogo arrebatado. Un cine que nos muestra a distintas actrices pero de físicos tan absolutamente prefabricados y parecidos, que parece que estemos contemplando el catálogo de moda de Barbie. Unas filmaciones que carecen de interpretación. Actores de cuerpos perfectos que se limitan a desabrocharse los pantalones, sacársela, gozar de una felación, copular y, eyacular con una masturbación en cualquier cara sonriente. Diálogos monótonos y exceso de primeros planos para que el orgasmo del espectador llegue antes.

Esto no es buen porno. Esto es la solución más rápida para una paja express.

Siempre me ha gustado el porno, pero también soy una amante del cine y de las cosas bien hechas: si ver un primer plano de unos ojos llorando a mares no me produce tristeza, visualizar un primer plano de dos pedazos de carne copulando no me excita.

Me gustan aquellas historias que más se asemejan a la realidad. Los preámbulos en un escenario impecablemente cuidado. La solidez en los argumentos, las buenas interpretaciones, la naturalidad física en actores y actrices, la importancia de la imagen, la buena elección de colores según la trama, la sensibilidad en cada uno de los planos… Estos son algunos de los muchos ingredientes, que convierten una película porno en un plato exquisito.

Cuando se habla de cine para adultos automáticamente dejamos la categoría “cine” a un lado, como si el porno y el séptimo Arte estuvieran reñidos. Es verdad es que no es fácil hacer un buen cine en este sector pero, igual que en la fotografía, pienso que el buen “ojo del director”, es el que hace que una idea, del tipo que sea, refleje un buen o mal resultado.

Las películas de Salieri cuentan con todos los ingredientes, y éstos están mezclados de maravilla.  Destacaría en especial, la abundancia de planos expresivos que utiliza para remarcar bien las escenas, mostrando perfectamente las emociones y sentimientos de los protagonistas, que no siempre reflejan bienestar o placer. La elegancia combinando texturas y colores, además de la precisión con la luz, siempre acertadísimo y acorde con la secuencia. Historias cargadas de un morbo intenso, y en ocasiones, no apto para cardíacos.

Un porno distinto de lo que actualmente se ve por la red o nuevas super producciones.  El italiano ha conseguido hacerse un género prácticamente suyo. Existen directores como Luca Damiano o Joe D´Amato, con un estilo muy parecido, pero con muchos menos rodajes.

Salieri, como la mayoría de directores, ha tenido a sus predilectos, sus fetiches, sus musas. Actores y actrices que han tenido la increíble suerte de estar bajo los mandos del director sacando lo mejor de sí mismos (un placer, desde luego).

Poco a poco me iré extendiendo más en profundidad: comentaré películas, hablaré de sus estrellas, explicaré con detalle las mejores escenas de cada film, curiosidades…

No puede faltar el genio de todos los genios en sueños de seda.

¡Benvenuto, Mario!

 

 

A escondidas (una película de papá)

Qué triste me ponía cuando Julián tenía que salir de viaje y estábamos días sin vernos. No sé si en casa lo notarían, pero en clase, las compañeras me preguntaban por qué estaba tan mustia. Recuerdo especialmente el mes que tuvo que viajar a Vancouver. Se me hizo eterno.
Julián y papá hablaban a menudo por teléfono, comentaban reuniones, cierres de negocios, etc. Alguna vez había arriesgado poniéndome al otro lado del teléfono –en casa teníamos tres supletorios- para escuchar las conversaciones. Descolgaba con mucho cuidado el del despacho y oía la voz de Julián mientras hablaba con papá.
Se me estremecía el cuerpo. Oírle me tranquilizaba y me sentía más cerca de él. Luego me encerraba en la habitación y me desahogaba escribiendo todo lo que me pasaba por la cabeza.

Acabo de oír tu voz hace dos minutos y me siento mejor.

Se me están haciendo los días eternos sin ti, hecho de menos los mediodías que nos escapamos a tu piso, echo de menos tus llamadas a escondidas, echo de menos tus besos, tus caricias, tus abrazos… no sabes todo lo que te echo de menos.
Te fuiste el 21 de Abril y aún faltan más de diez días para que regreses, los estoy contando a cada minuto y hasta calculo las horas que faltan para vernos.
Esto va más lento de lo que imaginaba.
Me aburro muchísimo con las amigas, y en clase las horas se me hacen eternas. Papá me ha inscrito a un curso superior de francés que me ocupará dos horas más al día. La verdad es que al principio me hacia ilusión, pero ahora estoy desanimada y no me apetece nada empezarlo. Sólo me apetece estar contigo; en tu cama.
Estoy aprendiendo cosas nuevas que quiero enseñarte y seguro que te encantarán, quiero demostrarte que ya no soy ninguna niña.

No dejo de pensar en ti.

Escribía cuando ya no podía más y el cuerpo me pedía desahogarme de algún modo, lo nuestro era un secreto que nadie sabía y así debía continuar.
Aquella misma tarde después de ordenar mi habitación, mamá me comunicó que salía a cenar con papá y que llegarían tarde.

– Sara, tu hermano se quedará a dormir a casa de su amigo Bernard, nosotros regresaremos tarde, tienes en la nevera un poco de caldo y el guiso de pollo que ha sobrado del mediodía.
– Está bien –dije sin poner ningún obstáculo-.
– Vete a dormir pronto que ya sabes lo que te cuesta madrugar al día siguiente.
– Está bien, no te preocupes.

Mientras terminaba el discurso de mamá, empecé a pensar todas las cosas que podía hacer esa misma noche estando completamente sola en casa.
¿Y si llamo a Julián? -pensé-. No, que a lo mejor lo comprometo y se podría molestar.
¿Me hago una depilación completa para cuando regrese? Tampoco, cuando esté aquí seguro que ya tengo pelos.
¿Le escribo una carta y se la doy cuando llegue? Menuda cursilada. Tampoco.

De repente tuve una fabulosa idea: ver alguna de las películas porno que papá escondía y que toda la familia sabía donde estaban.
Sí. Perfecto. Me pondría a ver alguna de esas películas, necesitaba aprender mucho para sorprender a Julián.

– Hasta luego hija, cena bien, por favor.
– Sí, mamá. Pasarlo bien, estáis muy guapos los dos -eso último les arrancó una sonrisa.

Se pusieron las chaquetas y salieron por la puerta agarrados como dos novios.

¡Por fin! -me dije.

Subí al despacho de papá y busqué aquellas cintas que estaban escondidas detrás de unos libros enormes. Eran todas iguales; sin título y sin foto. Elegí una al azar.
Volví a mi cuarto a ponerme el pijama haciendo algo de tiempo para asegurarme que no regresaban, me cepillé el pelo y me puse las zapatillas.
Pasados unos minutos bajé al salón y puse la película.
No era la primera vez que veía una porno, a veces en casa de Ana habíamos puesto secuencias de alguna mientras nos reíamos avergonzadas y murmurábamos entre risas.
Empezó con una presentación de todas las escenas de la peli: dos hombres con una mujer, un hombre con una mujer, dos mujeres solas, otra vez un hombre y una mujer, y luego una escena con mucha gente mezclada. Pasé rápido toda la película hasta ésa última.

Eran cinco hombres y cuatro mujeres en un gran salón con sofás por todas partes.
No se entretuvieron mucho en preliminares y los hombres enseguida se abalanzaron a juguetear con las grandes tetas que ellas dejaban entrever por encima de los ajustados vestidos.
Agarraban los pezones para llevárselos a la boca al mismo tiempo que ellas se abrían de piernas y mostraban unas medias negras pegadas al muslo.
Jadeando se tocaban por encima de las bragas con sus llamativas uñas largas y perfectamente esmaltadas. Los hombres corpulentos les chupaban los pechos mientras ellas enseñaban sus caras de placer y se decían cosas.

Subí el volumen para oír lo que decían.

– Uhmmm, qué peras tienes, ramera.
– ¡Oooh sí, chúpalas todas!

Toda la música de fondo era un jadeo colectivo que me pareció de lo más excitante. ¿Habría hecho esto Julián alguna vez?
Me quité la parte de abajo del pijama y abrí ligeramente las piernas, me gustaba lo que estaba viendo.
Cuando todas aquellas mujeres ya estaban casi desnudas, se arrodillaron frente a ellos y les empezaron a chupar la entrepierna -había uno que disfrutaba de dos a la vez porque eran impares-, ellos gemían y les agarraban la cabeza para facilitarles el trabajo, ellas chupaban con ansia y con el culo en pompa.
A veces les enfocaban muy de cerca: todas tenían el coño sin pelos, y algunas se lo tocaban mientras chupaban.
Yo también empecé a tocarme. Estaba mojado y resbaladizo -como cuando Julián lo hacía.
Empezaron a mezclarse entre ellos y a juguetear con sus cuerpos como si fueran animales salvajes. Unos empezaban a follar; algunas aún seguían con la mamada; otras les escupían encima del glande mientras les clavaban la mirada, y las de más allá se abrían el culo mientras las follaban por el coño.
Me fijaba hasta en el último detalle para luego sorprender a Julián y hacerle gozar como hacían aquellas actrices.
Hubo una escena que me excitó mucho.
Todas ellas se pusieron a cuatro patas encima del sofá con las manos apoyadas en la pared, una al lado de la otra, formando una fila horizontal perfecta. Ellos de pie masturbándose, empezaron a juguetear. El primero empezaba con la del extremo, la follaba un rato y luego cambiaba a la siguiente. Cuando éste cambiaba, empezaba otro con la primera, y así hasta que todos pasaban por todas y sentían el placer de tener varios coños -uno al lado del otro-, mientras ellas gozaban con la variedad y dureza de sus miembros.
Me encantaba ver todos los cuerpos juntos, con esos traseros en pompa con el coño abierto experimentado distintas sensaciones.
Mi clítoris estaba cada vez más gordo y brillante, y excitadísima me veía en ese salón, fantaseando en que una de esas parejas éramos Julián y yo compartiendo sexo con más gente.
Mis muslos estaban pegajosos y me masturbaba cada vez más rápido.
Entre ellas se besaban con lengua y se magreaban las tetas.
Uno de ellos empezó a follarle el culo a la morena de pechos enormes. Yo quería hacer eso con Julián, quería ofrecerle mi boca, mi coño y también mi culo.
Me fijé en lo fácil que le entró y la cara de gusto de ambos, entonces empecé a tocarme el culo mientras los miraba.
Me frotaba con la yema y lo empapaba de flujo.
Veía todas aquellas vergas y me imaginaba chupando la de Julián –me encantaba pensar eso.

– ¡Toma polla! –exclamaban.
– ¡Ooooohhh! ¡Síiiii!

Aparqué mi culo y continué con una paja que me hizo arrastrar por toda la alfombra como si fuera una boa. Me frotaba el clítoris y pellizcaba los pezones mientras los gemidos de la película me acompañaban.

-¡Me voy a correr!- salió del televisor.

Dos mujeres se le pusieron delante –otra vez arrodilladas- y abrieron su boca a la espera de la explosión.

Continuaba masturbándome frente la película, quería ver qué más hacían.
Como un animal, empezó a eyacular en la cara de todas ellas, algunas se relamían y se frotaban con los dedos alrededor de la boca, otras se lo bebían, otras ofrecían sus pechos y los movían de arriba abajo.
Un gustazo espectacular se apoderó de mí y no pude ver más porque tuve que cerrar los ojos de placer.
Se me contrajeron todos los músculos del cuerpo y sentía que me faltaba la respiración, creí que me moría de gusto hasta que estallé con una convulsión que me dejó extenuada en el suelo.

No sé cuanto tiempo me quedé dormida, pero menos mal que me despertó el molesto pitido de la señal de vídeo anunciando que la película había terminado hacía ya rato.

Abrí los ojos y me encontré con las manos encima del vientre, la pantalla del televisor en azul, y un fuerte aroma a sexo.

Me palpé toda y continuaba mojadísima. Cogí un poco de flujo con las manos y me lo restregué por toda la cara, como había visto en la película.
Fue una experiencia nueva que me encantó. Era la primera vez que sentía tanto placer estando sola.
Se lo contaría a Julián. Lo escribiría en el cuaderno. Y cuando regresara él, le daría una sorpresa mostrándole todo lo que aprendí. Seguro que eso le excitaría un montón.

Una vez más me sentía distinta, bien, a gusto. Solo me faltaba él.

Monica Roccaforte

Poca información he encontrado de esta maravillosa y excitante actriz, que la mayoría de seguidores del genio Salieri ya conoceréis.

Nacida en budapest un 28 de enero, se inició en el porno en 1990, y pronto se convirtió en una de las mejores musas de Mario Salieri, apareciendo por primera vez en Il confessionale -una de las películas más polémicas del director.

Posteriormente también apareció en Stavros, Fuga dall’Albania, Sacro e Profano y muchísimas películas más.

Con un cuerpazo de escándalo y unas facciones «aparentemente» dulces, esta húngara nos ha excitado en numerosos espectáculos morbosos de todo tipo: desde inocentes escenas lésbicas hasta penetraciones anales que no tienen desperdicio, -siempre acompañada de su rostro cargado de personalidad a la vez que interpreta sexo.

Claro que, también hay que tener en cuenta que en la mayoría de apariciones, está bajo los mandos de mi fetiche -y el de muchos- Mario Salieri.

Pero aún así, y después de ver practicamente toda la filmografía del italiano; es una de mis favoritas. Y tiene unas deliciosas y naturales tetas.

Desconozco si sigue en el mundo del porno, y como he comentado al principio; no existe mucha información de la actriz.  Pero no dudéis que en cuanto sepa algo nuevo, lo comunicaré encantada.

¡Bendita Monica!